El Síndrome de Burnout, conocido como síndrome de desgaste ocupacional o síndrome del quemado, se considera una de las causas más reconocidas de ausentismo en el trabajo, con baja calidad en sus demandas laborales. Las personas más dedicadas y comprometidas son las más propensas a padecer el burnout, especialmente las que trabajan en profesiones de ayuda a otras. Otra condición para que ocurra este síndrome es el aburrimiento, la rutina y la monotonía, que aparecen una vez perdido el entusiasmo inicial por el trabajo. Para que aparezca el Burnout es necesaria la interacción entre las respuestas individuales al estrés, junto a la presión laboral.
El estrés ocupacional crónico es considerado un factor determinante de los trastornos depresivos. Altas demandas psicológicas y el poco control sobre ellas conducen a sintomatología cardiovascular.
El síndrome de Burnout causa diversos efectos negativos, como la baja en el rendimiento de las labores, problemas de salud mental, depresión, ansiedad y enfermedades cardiovasculares
Existen varias causas de enfermedad cardiovasculares, entre ellas, niveles elevados de presión arterial, colesterol elevado en sangre, obesidad, tabaquismo, inactividad física y el estrés, este último a su vez provoca una inestabilidad del sistema nervioso produciendo la activación de una cascada de sustancias que afectan directamente el sistema cardiovascular provocando eventos graves.
Se ha visto que el riesgo de eventos cardiovasculares es mayor en los trabajadores expuestos al estrés.
En su presentación clínica se identifican 3 componentes fundamentales:
- Cansancio o agotamiento emocional.
- Despersonalización: construcción, por parte del sujeto, de una defensa para protegerse de los sentimientos de impotencia, indefinición y frustración.
- Abandono de la realización personal: el trabajo pierde el valor que tenía para el sujeto.
Existen otras manifestaciones que podemos considerar como parte del cuadro clínico o signos de alarma tales como; sensación de fracaso constante, impotencia, baja autoestima, problemas en el entorno personal, dolores musculares, perdida o aumento de peso, sensación de nerviosismo constante, dificultad de concentración, disminución del rendimiento, problemas de puntualidad, irritabilidad generalizada, mala comunicación, taquicardia, insomnio, dolores de cabeza o estomacales.
Debemos alertarnos ante la posibilidad de estar padeciendo este síndrome, con el fin de buscar ayuda de un profesional, y de esta manera tener un diagnóstico oportuno. El burnout se debe tratar de manera global, con estrategias que incluyan desde cambios en la empresa hasta el tratamiento psicológico enfocado en estrategias para afrontar el estrés. Se deben hacer cambios en el estilo de vida, como el abandono del tabaco, drogas, alcohol e iniciar rutinas de ejercicio físico.
DRA. LETICIA RODRÍGUEZ CASTRO
CARDIÓLOGA – INTERNISTA
IMAGENÓLOGA – CARDÍACA