Salud cardiovascular, Salud Masculina

Disfunción eréctil y riesgo cardiovascular

Las enfermedades no transmisibles representan el 70 % de las muertes a nivel mundial, siendo las enfermedades cardiovasculares (ECV) la principal causa, presentándose en individuos con factores de riesgo. Sin embargo, existe un grupo de pacientes que, aun teniendo control de estos factores o que son considerados de bajo riesgo, presentan eventos cardiovasculares mayores, demostrando que hay otras condiciones que modulan el riesgo individual de experimentar eventos cardiovasculares adversos. Dentro de estos factores no convencionales está la disfunción eréctil (DE).

La disfunción eréctil es considerada como una manifestación temprana de enfermedad vascular generalizada y se reconoce como un marcador de riesgo cardiovascular tanto de forma aguda como crónica. En una encuesta del Cleveland Clinics, el 46 % de los hombres no se siente cómodo hablando de disfunción eréctil sobre todo en la consulta de cardiología, por lo que su identificación como factor de riesgo puede ser tardía.

La disfunción eréctil vasculogénica y la enfermedad cardiovascular son entidades que están fuertemente ligadas, ya que comparten factores de riesgo como hipertensión arterial, dislipidemia, diabetes, hábito tabáquico, dieta no saludable, sedentarismo, alto consumo de alcohol y obesidad. La severidad de la DE es proporcional al número de factores de riesgo. La obesidad aumenta 1.5 a 3.5 veces el riesgo de desarrollar DE y los pacientes diabéticos tienen 2 a 3 veces mayor riesgo. Las enfermedades vasculares como la aterosclerosis, la hipertensión y el colesterol alto representan el 70 % de las causas físicas de la disfunción eréctil y la aterosclerosis representa el 50-60 % de los casos de disfunción eréctil en hombres mayores de 60 años. Estos factores de riesgo se caracterizan por daño y disfunción endotelial, indicando que esta tiene un rol central en la patogénesis de la enfermedad vascular, incluyendo la DE.

En un metaanálisis se observó que la terapia farmacológica de los factores de riesgo tradicionales, así como la modificación del estilo de vida, se asoció a una mejoría significativa de la función sexual, cambios que, como es bien sabido, reducen el riesgo y mortalidad cardiovascular.

La presentación de disfunción eréctil indica que es preciso identificar los factores de riesgo cardiovasculares e iniciar cambios específicos en el estilo de vida.

La función eréctil es en gran medida un proceso que depende de los vasos sanguíneos y su adecuada función. El endotelio del pene y las células musculares lisas son muy sensibles a los cambios funcionales y estructurales. La disfunción eréctil vasculogénica resulta del deterioro de la relajación del músculo liso endotelial, oclusión de las arterias cavernosas por aterosclerosis o una combinación de ambas. La evidencia actual apoya una compleja interacción entre la disfunción endotelial, la inflamación sub clínica y la deficiencia de andrógenos.

La DE y la ECV deben considerarse como dos manifestaciones clínicas diferentes de la enfermedad vascular sistémica. Algunos medicamentos utilizados para prevenir las ECV, como los antagonistas de los receptores de aldosterona, algunos betabloqueantes y los diuréticos tiazídicos, pueden causar disfunción eréctil en un porcentaje de los casos, aspecto que siempre debe ser conversado con los pacientes. Sin embargo, debemos destacar que los pacientes que presentan disfunción eréctil como su condición inicial tienen una mayor prevalencia de enfermedad arterial coronaria silenciosa, y que esta puede ocurrir antes de los síntomas cardíacos, con un intervalo de tiempo medio de 2 a 5 años.

 


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